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Normalización del fraude desde una visión psicológica

Walter López y José Sánchez indican que la justificación en el triángulo del fraude hace referencia a la normalización de esta conducta, señalan que: “aquellas personas que son capaces de racionalizar un acto fraudulento en total congruencia con su código de ética personal o que poseen una actitud, carácter o conjunto de valores que les permiten, consciente e intencionalmente, cometer un acto deshonesto”.

En ese sentido, la normalización de fraude se entiende como la estandarización de los comportamientos de estafa y engaño a nivel social que hace que sean vistos como algo positivo.

¿Sabes cuantas denuncias de estafa o fraude se presentan en promedio al año?

Las estadísticas de la fiscalía indican que hay un crecimiento de 2.000 a más de 5.000 denuncias entre 2010 y lo que va de 2020, y tan solo en este reportan 14.739 denuncias de estafa. Estas cifras dejan en evidencia la cultura de fraude en Colombia, cada vez más las personas del común imitan en este tipo de conductas, pero ¿por qué una persona con convicciones morales fuertes es capaz de cometer acciones fraudulentas?

La respuesta es que cuando se tiene la motivación de realizar un comportamiento opuesto al de las convicciones basadas en los valores morales se crea, según Leon Festinger, psicólogo social estadounidense, una tensión interna por tener pensamientos que están en conflicto, esto dispara la aparición de disonancias cognitivas. Cuando esto ocurre se busca el equilibrio de su sistema cognitivo, por lo que suele racionalizar que su acto de engaño no es tan grave diciendo, por ejemplo, que su empresa abusa de él por lo tanto es responsable de su actuación o que como los otros los hacen, él también.

Continuando con los aspectos que normalizan el fraude, el uso del leguaje es fundamental en la normalización del comportamiento fraudulento, a nivel psicosocial juega un papel importante por medio de la modificación de frases que han sido adaptadas, aceptadas y que muchas veces hacen alusión a comportamientos de engaño, como por ejemplo: “el vivo vive del bobo” usadas en su mayoría para indicar el logro de metas o proyectos a toda costa y sin consecuencias;  lo que genera una “limpieza” del lenguaje que suaviza y fomenta los comportamientos ilícitos.

En INIF buscamos prevenir la cultura de fraude, es por esto estudiamos cómo surgen estos comportamientos a nivel psicológico, con el fin de ayudar a la prevención y no normalización de esta problemática que molesta no solo a la economía sino a gran parte de la sociedad.

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